¿POR QUÉ SE DICE? pepe, poner los cuernos y luna de miel


Las palabras y las expresiones tienen más historia de la que somos conscientes.
El inesperado o gracioso origen de estas.



"Pepe"

El vínculo más difícil de sospechar es, seguramente, el que une a los "José" con su apodo "Pepe".
Resulta ser, que en los conventos, durante la lectura de las Sagradas Escrituras, se referían a San José como 'Pater Putatibus' y luego, por simplificación, como 'P.P.'
Así nació llamar 'Pepe' a los José.
Otra derivación religiosa, aunque relacionada con las vicisitudes de la traducción, explica la existencia de una línea famosa (pero algo desconcertante, si uno lo medita un poco), del Nuevo Testamento:
"Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al Reino de los Cielos".
Al parecer, Jesús no quería llevar el símil a un punto tan extremo cuando escogió la palabra kamelos.
Pero San Jerónimo, el traductor del texto se dejó llevar por el mensaje de la "imposibilidad", e interpretó kamelos como camello, cuando, en realidad, en griego kamelos es una soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles.
Mucho más coherente, ¿no es cierto?


"Cornudo"

Casi tan remotamente, pero no tanto, en los países nórdicos de la antigüedad, los gobernadores de las comarcas podían, por su condición de tal, seleccionar a las mujeres con las que deseaban intimar.
Cuando esto ocurría, la puerta de la casa donde se encontraba el gobernador con la mujer elegida, era adornada con los cuernos del alce, en señal de su presencia.
Si la mujer estaba casada, su marido mostraba felizmente a sus vecinos el adorno, orgulloso por la visita del gobernador a su humilde morada. Y así surgió la popular expresión:
"Te pusieron los cuernos" o "Eres un cornudo". Sólo que hoy en día, genera de todo, menos deseo de jactarse".



"Luna de Miel"

Esta expresión proverbial se aplicaba originalmente al primer mes de matrimonio, en el que supuestamente todo es agradable y dulce.
En la actualidad hace referencia solo al tradicional viaje que realizan los recién casados. Parece que la expresión proviene de un antiguo proverbio árabe:
La primera luna después del matrimonio es de miel y las que le siguen, de absinto o amargas, como el acíbar. Los árabes contaban los días por lunas o periodos de veintiocho días, casi un mes.

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