"Galicia es una mina", dice uno de los
lemas de la Dirección General de Minas de la Xunta de Galicia. Y es
cierto. Entre las comunidades autónomas, Galicia es sólo la séptima por
superficie pero la cuarta por producción minera, con más de 520
explotaciones activas que no suelen ser un ejemplo de respeto por la
legislación y el patrimonio ambiental. Ahora, con la excusa de la crisis
y el reclamo de unos cuantos puestos de trabajo durante unos pocos
años, la Xunta quiere permitir que la codicia de las empresas mineras convierta toda Galicia en una gran mina a cielo abierto,
arrasando nuestro patrimonio natural, cultural y paisajístico,
contaminando el entorno y poniendo en riesgo la salud de las personas.
Aún estamos a tiempo de salvar Galicia, que hoy está más amenazada que
nunca. O actuamos ahora, o la perderemos para siempre. Firma ahora esta petición y pide al Presidente de la Xunta que no permita la destrucción de Galicia.
Del respeto por el medio ambiente de las empresas mineras presentes en Galicia ya tenemos un puñado de ejemplos: La cantera que suministraba arenisca para la cubierta de la Ciudad de la Cultura fue clausurada por carecer de licencia. Las pizarreras de Valdeorras y Quiroga devoraron ya varios kilómetros de ríos y con sus gigantescas escombreras están invadiendo los espacios protegidos de Peña Trevinca y O Courel (suministran la mitad de la pizarra mundial para tejados y dan pingües beneficios a algunos, pero 8 de cada 10 euros para la restauración ambiental de sus escombreras proceden de subvenciones públicas). Abandonada sin restauración ambiental alguna, así permanece desde hace 25 años la mina de estaño de Penouta, que ahora se quiere reactivar sobre todo por el tantalio que aún contiene.
Pero estos problemas no serán nada en comparación con los que se nos vienen encima.
¿Cuáles son las amenazas que afronta Galicia?
(1) El ejemplo más conocido hasta ahora es el de una enorme mina a cielo abierto para extraer oro (apenas 1,6 gramos por tonelada de rocas) en Corcoesto (A Coruña). La extracción de oro no solo dejaría grandes heridas en la tierra: por cada kilo de oro, además de consumirse 128 kg de cianuro en el proceso, se generarían 4.000 toneladas de residuos y escombros que contendrían, finamente molido y muy soluble, 250 kg. de arsénico antes "atrapado" dentro de las rocas y poco soluble. Pero Corcoesto sería sólo el primero de una serie de proyectos de megaminería.
(2) Goldquest, otra compañía canadiense, proyecta explotar un territorio que forma parte de dos reservas de la biosfera en la zona de A Fonsagrada (Río Eo-Oscos-Burón y Terras do Miño) para explotar oro, plata y plomo. Además, por lo menos se contemplan otros cinco proyectos de minería a cielo abierto de oro y plata en territorio gallego.
(3) Una multinacional surafricana está realizando tareas de prospección de cara a la apertura de una mina de coltan y tierras raras en la Serra do Galiñeiro, en Vigo, que tendría un enorme impacto sobre el medio ambiente, paisaje y población, ya que el espacio proyectado de la mina afecta directamente a varios pueblos. En una mina semejante situada en Baotou (China), las toxinas resultantes de la explotación acabaron envenenando el agua, los cultivos y a los habitantes, según un informe de la Agencia Reuters del año 2010.
(4) En el entorno del Parque Natural de As Fragas do Eume, uno de los lugares más bellos y mágicos de Galicia, se planea la apertura de una mina de andalucita a tan sólo 50 metros del límite del Parque Natural, en la confluencia del río principal y algunos de sus afluentes.
(5) La Xunta no solo quiere permitir nuevas explotaciones: a causa del aumento de los precios a nivel mundial se quieren reabrir antiguas minas de metales por toda Galicia, tanto las que aún mantienen en vigor los derechos mineros como aquellas para las que se declaró su caducidad y que la Xunta quiere reactivar sacándolas a concurso público, como ya ha ocurrido en las provincias de A Coruña (al menos 10 solicitudes aprobadas o en trámite para minas de estaño y wolframio) y Ourense.
La Xunta vende estas actuaciones a la población gallega como una "oportunidad de creación de puestos de trabajo". Pero no tiene interés alguno en divulgar las terribles consecuencias que esta intensiva actividad minera puede tener en el futuro e, ignorando las muchas voces en contra, aprueba declaraciones "exprés" de impacto ambiental poco rigurosas y sin las debidas salvaguardas (aval bancario y/o seguro de responsabilidad civil) necesarias para que los contribuyentes no tengamos que pagar otro posible desastre como el de Aználcollar.
La minería a cielo abierto tiene amplios efectos en la salud de las personas y en el medio ambiente, como demuestran numerosas investigaciones de carácter científico y los datos que llegan desde comunidades afectadas en todo el mundo. Muchas explotaciones mineras de Galicia, en marcha o proyectadas, ignoran el área de protección necesaria para núcleos de población y entornos naturales, por lo que es inevitable que estos daños se produzcan.
Y en definitiva, la Xunta de Galicia no plantea cuáles serán los efectos a nivel ambiental y de salud en las personas una vez estos proyectos finalicen su vida operativa. Las empresas se irán, el empleo asociado a ellas desaparecerá, pero, ¿cuál será el alcance del daño para esta generación y las futuras? Unos cuantos puestos de trabajo precarios y limitados en el tiempo no pueden hipotecar el futuro de una tierra y la salud de su gente.
Es el momento de decirle a los responsables de la Xunta de Galicia que no den alas a la megaminería contaminante. Firma y difunde esta petición para detener este desastre antes de que suceda. Juntos podemos.
Más info en la web de la Sociedade Galega de Historia Natural:
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