"Brillar por su ausencia"
Se utiliza esta frase hecha para indicar que alguien o algo destaca, pero en sentido negativo, por su ausencia.Tácito (55-120), escritor romano, emplea un juego irónico en su obra los Anales, cuando habla de que en un entierro de una dama romana, los personajes más destacados (los más brillantes) fueron los que estaban ausentes, en concreto Casio y Bruto, que habían sido ejecutados por Octavio Augusto, porque habían asesinado a Julio César.
"Buscarle cinco pies al gato"
Cuando se tienen reparos sobre la conducta o los dichos de terceros se utiliza esta frase, cuya forma correcta según algunos sería “buscarle tres pies al gato".Los diccionarios no se ponen de acuerdo. El de María Moliner, por ejemplo, prefiere esta última versión y la define como: “buscarle complicaciones a un asunto que de por sí no las tiene".
La mayoría de la gente al citar el dicho menciona tanto al misifus al que le falta una extremidad como al que le sobra.
Para ellos el sentido es idéntico. Y todavía están los que hacen distingo acerca de la aplicación del tres o del cinco.
Los que la emplean en la primera forma sostienen que se refiere a lo fácil que resulta criticar: frente a cualquier minino, sea persa o atorrante, hasta el más torpe encuentra los tres pies requeridos.
En cuanto a lo de la quinta, en no querer aceptar, por mala fe o ignorancia, la realidad tal cual es. Una cuarteta anónima resume muy bien este dilema trivial:
"El normal cuatro presenta, tres si le falta una sola, y cinco si quien las cuenta toma por pata la cola” una solución salomónica, como se ve.
"De punto en blanco"
En los ejercicios para combate, los caballeros medievales empleaban armas de hierro ordinario que carecían de filo y llevaban en la punta un botón, como los floretes con que se aprende esgrima.Recibían el nombre de "armas negras", en oposición a las que se usaban en los torneos, que eran de acero filoso y tenían el extremo afilado o, como se decía entonces, "la punta en blanco".
En esas lizas, los contendientes se presentaban ante el árbitro o maestro de armas acompañados de sus escuderos, quienes portaban los yelmos con sus penachos y los respectivos escudos.
La gran pompa de esta ceremonia con música de fanfarrias y el espectáculo de las armaduras relucientes y los estandartes al viento quedaron asociados a la frase "estar de punta en blanco", que tomó el sentido de mostrarse con las mejores galas.
Pasaron los tiempos feudales, pero el dicho subsiste. Sólo que ahora se aplica a cualquiera que luce impecablemente desde el peinado hasta los pies.
Vestido de punto en blanco. Como para un torneo... de elegancia.
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